Las escenas del atardecer en el Foro Itálico de Roma resultan, al mismo tiempo, familiares e irreales. Rafa Nadal se arrodilla y saluda un nuevo título, cuarto en Roma y récord en el Foro, entre sombras que caen y ceniza ocre. A Djokovic, cansado y roto, Rafa sólo deja el papel de bufón en la ceremonia de premios, donde Conchita Martínez pasa el trofeo a Nadal, número uno y rey de Roma. ¿Hasta qué punto es posible todo esto?
Es real. Es posible. El mejor Djokovic en la tierra ha podido arrancar a Nadal un set sobre cinco, entre las finales de Montecarlo y Roma. Aquí, de salida, Nadal rompió el saque del serbio, campeón 2008 en el Foro. Bolas altísimas, superliftadas, en una pista dura e implacable como la arena del Coliseo crujieron y cocieron a Djokovic.
Fuerza.
Djokovic soportó el primer set. Después, frito, se arrodilló: harto de percutir y arriesgar contra un muro que se desplaza y devuelve bolas pétreas a más de un metro de altura sobre la red. Djokovic ya utiliza al preparador físico de Muster, el famoso Phil-Gritsch. La inutilidad del caso se resume así: Muster tampoco hubiera ganado al actual Nadal.
¿Qué hacer? Nadal no se cansa de ser fuerte, como sí se cansaba la emocionada Connie Nielsen ante el gran gladiador Hispano. Ante Nadal, Djokovic no es más que un mal showman. Y hasta para ser showman, necesita a Nadal, entre las sombras del Foro Itálico. Mala solución tiene esto.
Fuente: AS
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario